Parece una cuestión baladí pensar en la creación del mundo, como que no nos afecta, o más bien queda tan lejano que ni nos preocupa. Sin embargo, creo que es una pregunta crucial para situarnos en nuestro hoy. La física teórica aborda el origen del universo y lleva dando giros desde la teoría de la relatividad de Einstein. Explicar la existencia de materia y fuerzas existentes en el universo está chocando entre combinar la gravedad y la mecánica cuántica. Simplificando y sin ánimo de establecer ninguna teoría física, reduciría este complejo problema en dos líneas:

  • La del Big-Bang, teoría que parece la más aceptada por los científicos por su mayor verificabilidad, que nos habla de un origen del Universo y su constante expansión, y
  • La del Estado Estacionario actualizado, que diría básicamente que el Universo ha existido siempre y que tiene una fase de expansión seguida de otra de contracción sin fin.

Quizás matemáticamente estas teorías físicas puedan ser soportadas y puedan definirse muchas dimensiones para explicarlo. En nuestra experiencia sólo nos caben las tres dimensiones en las que nos movemos y el tiempo; la ciencia ficción ha creado universos paralelos y mundos que cohabitan sin cruzarse. Prescindiendo de la base científica, disfruto un montón con estas recreaciones. Con Asimov, por ejemplo, he pasado ratos apasionantes. Si lo llevamos a nuestra experiencia vital, cada una de las teorías nos llevaría a la existencia o inexistencia de un ser absoluto.

  • El Big-Bang nos conduce a la existencia de Dios; de la nada, surge o se crea el universo, la materia y las fuerzas. Para ello, un ser absoluto se convierte en el Creador y director de la materia y las fuerzas que la ligan.
  • La existencia infinita del universo en estados de contracción-expansión, sin negar la posible existencia de un ser absoluto, nos conducen a un Universo autosuficiente que no se preocuparía por un Dios creador.

Para mí, claramente tiene más sentido la existencia de un principio creador y la participación de un ser absoluto creador del mundo tan complejo y tan simple en el que vivimos. Un universo inteligente no es creíble; un Creador inteligente capaz de determinar el comportamiento de cada partícula y las fuerzas que interactúan en cada nivel me parece de lo más sensato y coherente. Me da tranquilidad pensar en ese ser absoluto que ha creado nuestro universo y los seres que lo habitamos.

Que todo el universo sea consecuencia de la casualidad, de unas fuerzas y partículas que interactúan entre sí porque sí […] ¡no me lo creo! La simple existencia de una planta se me hace imposible sin inteligencia creadora, la de un elemento químico o un compuesto químico, o la combinación de varios ???. La perfección del proceso de fotosíntesis, el equilibrio de la naturaleza, el hombre, la formación de un nuevo ser… ¿que no está realizado por una mano creadora e inteligente? ¡Venga ya!

Este primer paso filosófico de tener la seguridad de la existencia de un Dios Creador establece un punto de partida irrenunciable para cualquier otro planteamiento vital. Evidentemente nuestro origen y entorno nos dirigen irremediablemente al Dios cristiano. Me siento afortunado por haber nacido en España en el seno de una familia católica que me ha educado en colegios católicos que me han facilitado el encuentro personal con Jesucristo. No tengo ninguna duda respecto a la verdad revelada por el Hijo encarnado, sencillamente porque es Dios. Por ello, nunca he necesitado explorar otras culturas y sus dioses. Conocer, experimentar que mi Creador está loco por mí y que su mayor regalo ha sido mi libertad me desborda, me supera. Dios todopoderoso me da el poder de decirle NO. Y por ello no me castiga, no me fulmina, sencillamente me respeta y sufre por mi pérdida en silencio arrodillado a mi puerta, como mendigo, para acogerme y perdonarme en cuanto le diga lo siento. ¿Que por qué lo sé? Porque su Hijo se encarnó y nació de mujer para pagar con su sangre el rescate de mi alma. Me ha comprado con Su Amor Crucificado.

Un mundo sin Dios, un mundo de casualidades, un mundo de materia sin espíritu, me conduciría simplemente a la jungla; a la ley del más fuerte. Qué motivos podría encontrar para renunciar al mínimo capricho, a la ínfima mota de comodidad, de placer, de beneficio propio para que cualquiera otra persona lo obtuviera. ¡Ninguno!. Yo sería dios con el único objetivo de prevalecer ante todo y ante todos. ¿Justicia?, ¿Generosidad?, ¿Reparto?, ¿Asistencia?, ¿Caridad?… en absoluto. El primero, Yo, después Yo, más tarde, Yo y cuando ya no quede nada, Yo.

Última modificación: 05/07/2019

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