Realmente necesitaba esta pausa para caer en la cuenta de esta realidad que celebramos cada año, no en memoria, sino que en verdad sucede. Si tras este hecho nuestra vida no cambia y produce en nosotros una conversión es que no lo hemos interiorizado. Nos acostumbramos a cosas extraordinarias de la forma más tonta y nuestra reacción es ¡ah, si esto ya me lo sé!, pero no afecta a nuestra vida. Seguimos como siempre. Si tuviéramos la certeza de que Lincoln, Gandhi, Mahoma, Marx, Aristóteles, Aníbal, Escipión… hubieran resucitado, ¿no reaccionaríamos de forma inmediata para adherirnos a sus enseñanzas, para descubrir quién de verdad habría sido esta persona?. Pues este hecho cierto sólo Jesucristo lo ha protagonizado y ha sido posible gracias a que además de hombre verdadero es Dios. Sería necio por mi parte no indagar y ponerLE en el centro de mi vida.

Este jueves santo, releyendo al padre Mendizábal en su libro Misterio del dolor en la escena de la traición de Judas en la última cena, Pedro le dice a Juan que le pregunte a Jesús a quién se refería al decir que no todos estaban limpios. Juan apoyando su cabeza en el costado de Cristo le pregunta a quién se refiere y el Señor, mojando un trozo de pan en la salsa de la cena, en lo más suculento, le dice: al que yo le ofrezca este manjar. Juan narra que tras el bocado entró Satanás. El padre Mendizabal destaca la delicadeza de la narración por parte de Juan de la traición, entre otras muchas cosas; y lo hace fijando su mirada en el corazón del Señor: el que vive en el corazón de Jesús esta libre de asperezas y tiene siempre una mirada de amor hacia el hermano. Es una lección que nos da el Señor, que siempre está a nuestros pies, pidiendo ¡déjame que te lave los pies!, aún conociéndonos como sólo Él nos puede conocer. Esto es lo que me desarma, que conociéndome, me ama y me ofrece su salvación. Y la conclusión es que yo también soy Judas, no soy diferente a cualquier otro hombre por el que el Señor tiene predilección, que ha tenido en su mente por toda la eternidad y ha sido crucificado por salvarle, por salvarme, individualmente, uno a uno.

Tras esta introducción se me levanta un muro al mirar al mundo, al mirar España. Porque creer en Jesucristo significa mirar con Sus ojos a Pablo Iglesias, que persigue a mi Señor, mirar a Montoro con caridad, aunque lidere la asfixia económica y presión fiscal confiscatoria a los españoles para sufragar sus gastos suntuosos, mirar con esperanza a Rajoy, que miró para otro lado cuando la ETA se aupó a las instituciones y paralizó la ley del aborto, mirar con confianza a Rivera, que olvidó la lucha por la persona que desarrolló en Cataluña y se ha subido al carro de la clase política, mirar con perdón a ese PSOE descabezado, que se ha olvidado de construir y sólo es burocracia y oponerse al contrario, mirar con ilusión a Carmena, que le gusta tanto viajar y figurar sin pegar un palo al agua… en fin mirar con amor a toda una clase política que decide sobre nuestra vida sin importarle una m… las consecuencias de sus acciones.

Lo reconozco, el espíritu está pronto pero la carne es débil y sólo me queda pedirle al Espíritu Santo ese don de Ciencia, para que me ayude a comprender el verdadero lugar de todas las criaturas en relación a Dios, el don de Fortaleza, para que venza mi suspicaz mirada a la sociedad que me hace esclavo de mis pasiones, y sobre todo el don de Sabiduría, para que limpie mi mirada y me permita apoyar la cabeza en Su costado, para tener la mirada misericordiosa de Jesucristo.

¡Ven Espíritu Santo y reparte tus 7 dones!

Es claro que el mundo de hoy sólo es viable si volvemos a poner a Dios en el centro. Los inventos humanos que meten a Dios en un cajón, lo cierran con llave y la lanzan al fondo del mar, consiguen deshumanizarnos, llevarnos al caos y al vagabundeo. Pido en especial por todos los cristianos perseguidos, porque hoy ser cristiano es ser diana del mundo y me enorgullece que hermanos míos den testimonio con su vida del Señor. Algo se nos pegará.

Última modificación: 05/07/2019

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